Criando con amor, sosteniendo con firmeza
Papás presentes: Historia emotiva de un papá canguro en la crianza activa
La imagen del papá presente está tomando fuerza en el panorama actual de la crianza activa. Hoy quiero compartir una historia que me marcó profundamente como terapeuta y como ser humano: la historia de Daniel, un padre que eligió criar con amor y sostener con firmeza a su hijo desde el primer día. Este testimonio es un homenaje a todos los hombres que se están comprometiendo activamente con la paternidad consciente y que, como Daniel, practican el porteo como forma de conexión emocional.
El inicio de un vínculo inquebrantable
Daniel se convirtió en padre a los 34 años. Desde el embarazo de su pareja, mostró una disposición admirable a aprender, informarse y estar presente en cada paso. Cuando nació su hijo, una mezcla de emoción, temor y responsabilidad lo invadió. “¿Estaré a la altura?”, me confesó en una consulta. Pero pronto entendió que su hijo no necesitaba perfección, sino presencia.
Su herramienta principal para establecer ese vínculo fue el porteo. Inspirado por la idea de ser un “papá canguro”, Daniel empezó a utilizar un fular ergonómico desde los primeros días. Lo que inicialmente parecía un simple accesorio, se convirtió en el símbolo de su entrega diaria y su capacidad de sostener a su hijo con firmeza, pero también con amor.
Criar con amor no significa ceder en todo, sino saber contener con firmeza y respeto. Eso lo aprendí portando a mi hijo cada día. – Daniel
El porteo como herramienta emocional
A través del porteo, Daniel no solo brindó comodidad y calor a su bebé. También se transformó a sí mismo. Comenzó a comprender los ritmos del recién nacido, sus llantos, sus miradas, sus pausas. Al practicar el contacto piel con piel, liberó oxitocina, la hormona del amor, generando beneficios tanto para su hijo como para él mismo.
Este tipo de vínculo tiene un respaldo científico importante. Como se menciona en el artículo El porteo y el equilibrio emocional, el contacto constante fortalece la regulación emocional, la seguridad y el desarrollo cognitivo en los bebés. Daniel no solo lo leyó, lo vivió en carne propia.
Rompiendo estereotipos: los hombres también crían
Uno de los aspectos más admirables de esta historia es cómo Daniel desafió los estereotipos culturales. En muchos entornos, el cuidado afectivo y físico del bebé aún se asocia más con las madres. Pero él entendió que la crianza con amor es una tarea compartida y que su presencia era tan vital como la leche materna.
Cada vez más padres están descubriendo el poder del porteo y la crianza activa. Esto se refleja en la creciente demanda de productos diseñados también para ellos. Marcas como Kangutingo han facilitado este camino al ofrecer portabebés ergonómicos que se ajustan cómodamente a cuerpos masculinos, con materiales resistentes y seguros.
El amor paterno también se construye con actos cotidianos: cambiar pañales, cargar, cantar, caminar, y estar. Siempre estar.
Criando desde el ejemplo
El hijo de Daniel creció observando a su padre como un referente de afecto, seguridad y conexión. Esta crianza desde el ejemplo es uno de los regalos más poderosos que un padre puede dar. Daniel no necesitó grandes discursos; su presencia diaria, su voz, su cuerpo sosteniendo, sus brazos envolviendo, fueron suficientes.
En muchas ocasiones, los padres que participan activamente se sienten inseguros o juzgados. Por eso es clave acompañarlos, validar sus emociones y ofrecer espacios de aprendizaje. Daniel, por ejemplo, buscó apoyo en talleres de porteo y en recursos como este artículo sobre si es seguro portear, el cual le brindó información clara para sostener esa decisión con confianza.
Portear no es solo cargar: es acompañar
Lo que más me emocionó del testimonio de Daniel es su manera de hablar del porteo. “No es cargar a mi hijo, es acompañarlo con mi cuerpo”, me dijo. Para él, cada paseo, cada siesta pegado a su pecho, cada lágrima que calmó con su calor, eran gestos de amor consciente. Así fue como redefinió lo que significa criar con amor y sostener con firmeza.
Este tipo de conexión tiene efectos duraderos. Estudios muestran que los niños que reciben crianza con apego y porteo frecuente desarrollan mayor autoestima, regulación emocional y vínculos más seguros a largo plazo. Daniel no estaba simplemente “ayudando” a su pareja: estaba ejerciendo su rol activo con total implicación.
Ser papá no es una tarea secundaria. Es una responsabilidad que se asume con amor y con presencia real. – Daniel
El impacto en la pareja y la familia
Otro efecto positivo de esta implicación paterna fue la armonía en la pareja. Su compañera, al sentirse respaldada, pudo descansar mejor, recuperarse tras el parto y retomar espacios propios sin culpa. Criar en equipo redujo el estrés y fortaleció la relación. El bebé sintió esa energía y se desarrolló en un entorno lleno de seguridad emocional.
La figura del “papá canguro” no es solo poética: representa una nueva masculinidad basada en el vínculo, el respeto y la sensibilidad. Daniel no cambió solo la vida de su hijo, cambió también su visión del mundo y de sí mismo.
Conclusión: un nuevo paradigma en la paternidad
Historias como la de Daniel nos recuerdan que la paternidad activa y amorosa es posible. Solo hace falta disposición, información y valentía para romper esquemas. El porteo es una de las herramientas más poderosas para lograrlo, pues nos permite estar cerca, sostener con firmeza y construir vínculos reales desde el nacimiento.
A todos los padres que se preguntan si están haciendo suficiente, les digo: su presencia ya está haciendo una diferencia enorme. Si además eligen herramientas como el porteo ergonómico, están multiplicando los beneficios para su bebé, su pareja y para ellos mismos. Y si necesitan inspiración, recuerden que hay caminos andados, como el de Daniel, que demuestran que criar con amor es también un acto de firmeza, convicción y esperanza.
Criar con amor es un acto revolucionario. Y cada papá presente es un agente de cambio en su familia y en el mundo.