El fular como herramienta de apego seguro para papás primerizos
En los últimos años, el interés por métodos de crianza respetuosa ha crecido entre madres y padres primerizos. Uno de los elementos más valorados por sus beneficios físicos y emocionales es el fular portabebés. Aunque muchas veces se asocia su uso a la figura materna, cada vez más hombres descubren en esta herramienta una forma de establecer un apego seguro con sus hijos desde los primeros días de vida.
Una historia real: Laura y Andrés, portando juntos cada día
Laura y Andrés son una pareja joven que reside en Bucaramanga, Colombia. Cuando nació su hija, decidieron que la crianza en equipo sería el pilar fundamental para fortalecer su relación y el bienestar de su bebé. Durante el embarazo, asistieron juntos a talleres de porteo y aprendieron cómo utilizar diferentes tipos de fulares ergonómicos.
“El primer día que porteé a mi hija fue transformador. Sentí que me necesitaba tanto como a su mamá. Era una forma de calmarla, de decirle que yo también estaba allí para ella”, relata Andrés.
Incorporar el fular en su rutina no solo les permitió mantener a su bebé cerca, sino también desarrollar una mayor empatía entre ellos como pareja. Andrés se convirtió en un papá involucrado desde el día uno, usando el fular como herramienta de apego seguro cada vez que salían a caminar, hacían las tareas del hogar o simplemente querían estar en contacto piel con piel con su hija.
El porteo como rutina diaria
Para Laura y Andrés, el porteo se volvió tan cotidiano como cambiar pañales o preparar la leche. Al principio usaban el fular elástico, ideal para recién nacidos, pero con el tiempo pasaron a uno tejido que les ofrecía más soporte. Cada día se turnaban para portar: mientras uno lo hacía, el otro descansaba o realizaba otras tareas.
Esta práctica no solo fortaleció el vínculo con su hija, sino que también permitió que Laura tuviera más tiempo para sí misma, evitando el agotamiento tan común en los primeros meses de maternidad. Andrés, por su parte, vivía con entusiasmo su nuevo rol, sintiéndose competente y necesario.
Este tipo de experiencia refleja lo que muchos expertos han señalado: el apego seguro no es exclusivo de la madre. Un padre presente, involucrado y emocionalmente disponible también puede generar vínculos profundos y duraderos con su hijo.
Beneficios del fular para el bebé y los padres
Los beneficios del uso del fular están ampliamente documentados. Entre los más destacados se encuentran:
- Favorece el desarrollo neurológico y emocional del bebé.
- Reduce el llanto y mejora la calidad del sueño.
- Ayuda a la digestión y previene cólicos.
- Permite a los padres tener las manos libres para otras actividades.
- Fortalece el vínculo afectivo y promueve un apego seguro.
Además, portar al bebé permite a los padres aprender a leer sus señales, interpretar su lenguaje corporal y responder de forma más empática y rápida. Esta sintonía emocional es la base del apego seguro, que tendrá efectos positivos en el desarrollo de la autoestima, la autonomía y la capacidad para establecer relaciones saludables en el futuro.
Desmitificando el rol del padre en el porteo
Aunque la imagen del padre que portea aún no es común en todas las culturas, movimientos como la crianza en equipo están ayudando a cambiar esa percepción. Andrés comenta que al principio recibió miradas curiosas cuando salía con su hija en el fular, pero poco a poco esas miradas se convirtieron en sonrisas, preguntas y hasta felicitaciones.
“Creo que muchos hombres quieren participar más activamente en la crianza, pero no siempre saben cómo. El fular fue mi puerta de entrada”, añade Andrés. Su experiencia es un testimonio de que el apego seguro también se construye desde el cuerpo, desde el contacto, desde la presencia amorosa del padre.
El papel de la comunidad y el acompañamiento
Otro aspecto importante en el proceso de porteo para esta pareja fue el acompañamiento de una duola en Bucaramanga, quien les brindó asesoría y acompañamiento emocional. Esta figura, especializada en porteo y apoyo en la maternidad, les permitió enfrentar los retos del postparto con mayor seguridad y conocimiento.
El papel de las duolas ha cobrado fuerza en muchas ciudades, y su labor es fundamental para promover prácticas de crianza respetuosa y consciente. Gracias a ese acompañamiento, Laura y Andrés aprendieron a ajustar el fular correctamente, identificar las mejores posiciones según la edad de su hija y resolver dudas comunes sobre ergonomía y seguridad.
Conclusión: una herramienta que transforma
El uso del fular como herramienta de apego seguro va más allá de una moda o tendencia. Para papás primerizos como Andrés, ha sido una puerta hacia una paternidad más cercana, amorosa y participativa. La experiencia compartida con Laura demuestra que el porteo en pareja no solo fortalece el vínculo con el bebé, sino también la relación de pareja y la confianza mutua.
Integrar esta práctica en la vida cotidiana puede ser un antes y un después en la manera de vivir la crianza. Y lo más importante: puede sembrar las bases para una infancia más segura, amorosa y feliz. Al final, se trata de estar presentes, de abrazar, de conectar desde el corazón.
“El fular no solo me permitió tener a mi hija cerca, me permitió estar más cerca de mí mismo como papá”, concluye Andrés con una sonrisa.